Una de mitos y leyendas: Alfonso del Castillo, fundador del Betis, fue un cartagenero de adopción

En mi peregrinar por los caminos de la República del Conocimiento (Locke), me topo con la cofradía de los piojos. «¿Qué pinta un piojo» -entrevisto a uno de estos animalitos a quienes no sé si protegen los cofrades de las piadosas Congregaciones de Protección de Animales- «en la variada orquesta de bacterias, cobras, pulgas y elefantes?». «Pues, mire usted» -me contesta este animal, tan criatura de Dios como un hipopótamo«yo soy un piojo vulgar y corriente. 


P'a mí que Darwin era un racista feroz y necio que creyó que las razas animales estábamos ordenadas en inferiores y superiores, siendo los piojos de lo más bajo de la escala o escalera jerárquica y siendo el perro y el inglés -no sé muy bien en que orden estos dos últimos- los que ocupan el peldaño jerárquico superior. No entendió que los animales somos una orquesta en la que las abejas tocan un instrumento, los monos otro y las serpientes de cascabel otro». «Bueno y ustedes los piojos, ¿qué instrumento tocan, siguiendo su metáfora?» «Pues, mire Usted, hay ciertos animales que somos algo así como los basureros del universo. Al piojo dale una cabeza humana, cuanto más sucia, mejor. Está en su salsa».Entrevisto a otro piojo, a quien incordio con las mismas cosas: «¿Quién es usted y qué papel desempeña en el Universo?» Se pone muy digno, y dándose uno aires muy solemnes, responde: «Yo soy dios. 

Los pobres piojos mortales me adoran». Anoto en mi libreta antropológica: «Este animal padece el síndrome del piojo endiosado». «El síndrome del piojo endiosado es una de las grandes plagas que azota a la humanidad» -interviene Larra, el Pobrecito Hablador, que me acompaña en este paseo. «¿No padeció Nerón el síndrome del piojo endiosado, cuando dio fuego a Roma para inspirarse, creyendo ganarle la partida a Virgilio o Mao que se creyó un pensador superior a Confucio? ¿No sufrió Hitler esta borrachera egolátrica al erigir el muro de Berlín que separa a los Herronvolk -pueblo-de-señores- de las razas inferiores, siendo él, Adolfo Hitler, un diosecillo al que había que adorar levantando la mano con el célebre grito Heil Hitler? 

¿No sufre hoy Fidel Castro el síndrome del piojo endiosado, haciéndose adorar como un diosecillo y quedando ante toda la Aldea Global como un pobre diablo? Cada discurso de Ceaucescu, Fidel Castro, Nerón o Hitler haciéndose adorar por el pueblo es un piojo que se aclama y proclama dios. Ya dijo Descartes "si fuera el autor de mí mismo, yo sería Dios"». «Y, ¿cree Usted» -pregunto a Mariano José- «que a pesar de la medicina amarga de las críticas veraces que se hace tragar diariamente a un líder político (artístico, rockero, financiero) puede éste, ser aquejado del síndrome del piojo endiosado?» Se sonríe Larra y me dice: «Mire Usted a su alrededor...».

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