El horror en una criatura inocente

Me encanta Devon, caminar por sus calles estrechas y su paisaje maravilloso», explica Michael Morpurgo sobre el lugar en el que vive desde hace 30 años y donde comienza la historia de Caballo de batalla. Escribió la novela hace casi tanto tiempo, pero ahora adquiere una nueva dimensión después de que el director Steven Spielberg haya decidido llevarla al cine. La Primera Guerra Mundial se ha retratado muchas veces, pero este libro ofrece otra visión: el horror visto desde la perspectiva de una criatura inocente.

«Caballo de batalla es el primer libro en el que sentí que era capaz de asumir el reto de escribir una historia ambientada en el pasado», reconoce un autor que a día de hoy lleva más de 100 títulos publicados. Todo surgió por accidente: «Me quedé fascinado y horrorizado por cuatro pequeños dibujos que encontramos en el fondo de un baúl en el desván de mi casa». Eran escenas de la Gran Guerra en las que se veía a la caballería británica y se dio cuenta de que quería saber más. «Llamé al Museo de la Guerra en Londres y me dijeron que habían muerto entre uno y dos millones de caballos, sólo del lado británico. Habían sufrido lo mismo que los hombres». También fue clave la conversación con un veterano que había estado en el regimiento The Devon Yeonmanry y que había convivido con estos animales.

Morpurgo tejió la historia del caballo Joey en su cabeza y del joven Albert, su dueño, que tiene que renunciar a él porque su padre lo vende para que se convierta en parte del ejército. «Sabía que quería escribir sobre el sufrimiento universal que generó esta guerra, pero de alguna manera en la que pudiera ofrecer las vivencias de los soldados de ambas partes».

Su familia es su pilar básico y su mujer, su mayor crítica. «Desde Caballo de batalla he escrito muchos otros, pero cuando se los enseño siempre me dice lo mismo: 'Es muy buena historia Michael, pero no tanto como Caballo de batalla'», reconoce.

Su novela también se ha convertido en una obra escénica. El propio escritor fue un escépito con el resultado porque no pensaba que se pudiera hacer algo creíble con un drama como el de la Guerra Mundial con títeres de caballos a tamaño natural. «La noche del estreno fue un triunfo: cinco estrellas en todas partes. He visto la obra muchas veces y siempre me sorprende como una pieza innovadora y un maravilloso himno de paz», declara Morpurgo. Durante su representación en el Teatro Nacional de Londres, Kathleen Kennedy, productora de Steven Spielberg, fue a verla y le gustó tanto que decidió que tenía que verla el director.

Se quedó prendado de Joey y todo lo que le rodea y decidó comprar los derechos cinematográficos. Su productora Dreamworks tenía previsto estrenar el filme en Navidades, aunque ya se puede ver el tráiler en la web oficial, pero se ha retrasado.

Michael Morpurgo está satisfecho con el resultado porque refleja de manera fiel lo que él escribió en su libro: «Yo voy a donde mi historia me lleva, a veces a oscuros y difíciles temas y siempre hay algo de esperanza y redención, no porque a los lectores les gusten los finales felices, sino porque yo soy un optimista de corazón». Y afirma: «Sé que el sol saldrá mañana, que hay luz al final del túnel».

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