Gaultier el excentrico

En vida no fue el universo de la moda su hábitat natural, pero ayer cambió los escenarios por las pasarelas de París y se codeó con las modelos más bellas del momento. No era Amy Winehouse una mujer de la alta costura, pero no hay rebelde que el creador Jean Paul Gaultier no sea capaz de domar. O viceversa: no hay modisto al que la difunta no fuera capaz de conquistar. 

Amy Winehouse fue un verdadero icono de estilo. Tanto, que el modisto francés se ha inspirado en la británica atormentada para crear sus diseños para esta temporada primavera verano. Ayer presentó en París estas prendas para tiempos más amables, en los que la luz y el calor sí entra a través del frío de los encajes vintage y los escotes provocativos que lucía la cantante. 

«Lo que Winehouse representaba, ante todo, es una manera de ser única. Tanto en la música como en la manera de vestirse, mezclaba sus influencias para crear un estilo genuino», dedicó el admirador a su homenajeada. «Es mi más bello tributo y ésta es la admiración que siento por ella», sentenció el diseñador. 

Este desfile póstumo no dejó indiferentes a las celebrities asistentes -entre ellas las actrices Catherine Deneuve o Charlotte Rampling- cuando vieron aparecer a la primera de las modelos, con sus ojos azabache y su melena de rebelde, su falda sesentera y su aire de destino trágico, pisando firme el exclusivo suelo parisino. 

En el mínimo espacio que ocupa una pasarela se fusionaron dos tiempos -el de los 80 y el actual- y dos mundos: el presente y el del recuerdo. En el backstage las modelos de Gaultier se cardaron las melenas y se maquillaron en exceso para darse un aire a la diva del pop. Sobre la pasarela lucieron sus looks cañeros e insolentes: cazadoras deportivas, estampados, tatuajes, encajes, faldas cortas y escotes grandes. 
En la paleta de colores: el rojo pasión y sangre de Winehouse y el negro fúnebre del final tantas veces anunciado. Toda la medida y la desmedida de la cantante británica con el toque personal del diseñador francés, que apostó también por las faldas de tubo, los corsés -su pieza fetiche-, las capuchas, las chaquetas de perlas y los vestidos eléctricos. 

Tras el desfile, Gaultier lamentó que, a pesar de que Amy Winehouse era un ejemplo de estilo, ninguna revista se atreviera nunca a darle una portada. El francés sí lo hizo. La voz de la cantante se escuchó sólo a final del desfile, cuando Gaultier había ejecutado su venganza, elevándola ya a la categoría de icono de la moda.

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