Hollywood se viste de gala para John Kerry

El efecto Schwarzenegger deja de lado a Bush, mientras las estrellas brillan para los demócratas.

Cuando los republicanos confeccionan una lista desde Washington que incluye a los amigos con los que cuentan en Hollywood, acaban en un minuto.

La lista de celebridades y de la industria del espectáculo a favor de Bush es breve: los famosos más citados son Bo Derek, Chuck Norris, Bruce Willis y Kelsy Grammer.

También hay un puñado de productores y directores. No obstante, Sam Haskel, el propietario de la televisión de la agencia William Morris, afirma que hay más republicanos en Hollywood de lo que pueda parecer.

Sin embargo, la alfombra roja de la noche de los Oscar, es territorio hostil al presidente. De hecho, el ganador del oscar al mejor actor, Sean Penn, encabeza junto a Tim Robbins y Alec Baldwin la lista de críticos más activos contra la Administración Bush.

Durante algunos años, los republicanos contaron con el apoyo de hombres importantes como Jimmy Stewart, Ginger Rogers, John Wayne y Walt Disney. Ronald Reagan, el actor-presidente, contaba con su propia lista de electores potenciales en Hollywood. Hoy en día, el Wednesday Morning Club es un pequeño grupo afincado en Los Angeles que engloba a unos cuantos conservadores acérrimos.

Por su parte, los grandes estudios de cine, que forman parte de importantes grupos de comunicación, tienen su apoyo dividido entre los dos partidos.

En una nación tradicionalmente bipartidista como EEUU, todo es contradictorio. El apoyo a los demócratas de Hollywood está lejos de ser incondicional y el panorama nacional es muy parecido.

Los republicanos pensaban haber ganado terreno tras el 11-S.

Parecía que muchos ciudadanos buscaban refugio en un presidente republicano que sacaba pecho. El año pasado, California eligió gobernador a Schwarzenegger, también republicano. Sin embargo, cuando se le pregunta a su asesor político si cree que el partido ha ganado terreno en Hollywood, la respuesta es un "no" contundente.

De hecho, parece que Bush haya empujado aún más a Hollywood a los brazos de los demócratas. David Karol, analista político, lo atribuye al conocido liberalismo del mundo del espectáculo y a la polaridad de la política de Bush. Hollywood se preocupa por aspectos culturales y religiosos, especialmente después de que el presidente buscara una prohibición constitucional para los matrimonios homosexuales. El fuerte sentimiento en contra de Bush se va a notar en las próximas elecciones.

También conviene tener en cuenta el tema económico: Los directivos de varias empresas como Disney, Universal y Paramount, pronostican una avalancha de donaciones de la campaña una vez que se elija al candidato demócrata. (John Kerry, el senador de Massachusetts, espera ganar la mayoría de los votos en los comicios de hoy martes que tendrán lugar en diez estados clave, y que lo convertiría en el candidato democrático de facto).

El desglose sectorial de donaciones para este ciclo financiero no está aún disponible. El New York Times informó a principios de mes que las contribuciones de Hollywood habían sido "poco entusiastas" hasta ahora.

No obstante, el dinero de Hollywood llegará. Los demócratas intuyen la vulnerabilidad de Bush. "Quizás hace un mes, los estadounidenses creyeran que Bush conseguiría otro mandato. Ahora se extienden cheques para financiar al candidato republicano", afirma Sean Daniel, demócrata incondicional.

En una nación tradicionalmente bipartidista como Estados Unidos, todo es contradictorio.

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