El purasangre un mercado rentable

Septiembre es tradicionalmente el mes en el que las yeguadas sacan a subasta sus mejores ejemplares, los llamados Yearlings, caballos purasangre de un año de edad que han sido preparados, cuidados y genéticamente seleccionados para la velocidad en alta competición.

Queda un año para que el hipódromo de La Zarzuela reinicie su actividad ecuestre. La subasta que se celebra hoy en Soto de Mozanaque (Madrid), a partir de las 17.30 horas, resulta crucial para determinar el estado de ánimo de los compradores y de los amantes de estos animales. Seguramente ésta será la última subasta de la transición (si se respetan los plazos, que ya van con un poco de retraso), antes de la apertura de La Zarzuela.


«Alrededor del hipódromo giraba el 70% de las carreras y la mayor parte de la actividad de crianza. Su desaparición acabó con muchos negocios del pura raza», comenta el presidente de Propietarios en España y dueño de la cuadra Madroños (perteneciente a la yeguada de Ulzama), Félix Sanz.

Desde que en el año 1996 se colgara el cartel de cerrado en la puerta del hipódromo de Madrid, la afición de unos pocos amantes del caballo de carreras ha conseguido que no desaparezca esta raza en España, aunque apenas quedan tres grandes yeguadas a las que hay que sumar los propietarios individuales. «Nuestro país no ha sabido evolucionar en cuanto a los purasangre y se ha quedado en el abismo», se quejaba Sanz, teniendo en cuenta, sobre todo, las excelentes condiciones que se dan en el territorio nacional para su crianza: el clima, las extensiones de terreno, el sol y los aportes de minerales que posee la tierra.

Hoy se ponen a la venta 100 espléndidos ejemplares no sólo nacionales sino que también se presentan caballos de Inglaterra o Suecia llegados a Madrid. El precio de salida de cada uno de estos caballos es de 3.000 euros. El dueño de la cuadra Madroños, que ha traído este año 15 yearlings, consiguió vender uno el año pasado por 72.000 euros y hoy espera romper ese récord y alcanzar quizá los 80.000. Su cuadra, como otras españolas, se ha visto favorecida por la posibilidad que les han ofrecido otros países de competir lejos de nuestras fronteras, sobretodo en el sur de Francia, y no perder así el ritmo de competición.

En la otra parte, encontramos a quienes están dispuestos a invertir en un pura sangre: suelen ser grandes aficionados por los caballos de raza, con una posición económica desahogada (mantener un caballo de pura raza puede costar entre 600 y 900 euros). Algunos se deshicieron de sus animales cuando cerró La Zarzuela por la falta de rentabilidad que suponía la ausencia de carreras. Ahora muchos de esos aficionados retoman una afición que nunca perdieron.«A veces también son amigos que ponen un fondo común y se hacen con un ejemplar por la diversión que supone participar en carreras», comenta Sanz.

Los expertos estiman que a partir de 2016 y en la siguiente década, unos 700 caballos moverán la actividad del hipódromo de La Zarzuela. Más tarde quizá se alcancen los 3.000 ejemplares. Todo depende del interés que susciten las carreras entre los aficionados.Precisamente la novedad de este nuevo hipódromo, en el que han participado económicamente la SEPI y Loterías y Apuestas del Estado, es la posibilidad que concede el recinto para que los caballos puedan entrenarse y mantenerse allí. Ello implicará la vuelta de muchos entrenadores y la generación de puestos de trabajo. En otros países donde se ha conservado el mercado del purasangre, las carreras de caballos son una de las industrias que genera más dinero al Estado.

En cuanto a las apuestas, los organizadores quieren aprovechar las nuevas tecnologías para acercar este juego a todos los ciudadanos. Internet y el teléfono móvil serán esenciales para que se apueste sin necesidad de acudir a una carrera.

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