Artículos chinos que dan ese toque hortera

Siempre había creído que la época del año en la que más gente normal (quiero decir, de ingresos mensuales medios) se acercaba a las tiendas de súper lujo era en la de las rebajas. Después, pensándolo bien, una se da cuenta de que es una tontería porque si no te puedes gastar 3.000 euros en una chaqueta, tampoco puedes gastarte 2.000. Pero en cualquier caso, me sorprendió saber que es en Navidad cuando la ordinary people (o sea la gente común, no ordinaria, que en inglés es otra cosa) va a las tiendas de la Milla de Oro a comprar complementos, lo cual queda súper patético. Un amigo, ex director de una de esas tiendas, me contaba que en Navidad no era del todo extraño que le llegara gente a la tienda diciéndole que si podía comprar una bolsa, se supone que para meter un objeto de cualquier otro sitio y dar a entender que era de esa marca.


El quiero y no puedo ha sido, de siempre, lo menos chic del mundo. En cambio, hay una corriente bastante extendida, que es la de buscar regalos e incluso ropa en tiendas de chinos, de los árabes del barrio de La Latina o de Todo a un euro. En la época en la que Sepu estaba abierto, el gran almacén cumplía esa función. Se podían encontrar complementos kitsch para la casa e incluso para el fondo de armario que nadie hubiera dicho que venían de esos añorados almacenes que tanto echamos de menos algunos madrileños. Escritoras de éxito como Lucía Etxebarria y muchos modernos de la capital, incluido por supuesto Paco Clavel, Almodóvar o MacNamara acudían a esta tienda y ahora se pasean por los Todo a un euro de su barrio. En las tiendas de La Latina y en algunos de estos centros regentados por inmigrantes pueden encontrarse auténticas joyas que, debidamente combinadas, pueden dar el pego magníficamente.

El secreto al adentrarse en una de estas tiendas es pensar que, en vez de estar decoradas como un almacén de racionamiento de la II Guerra Mundial, estamos en un ambiente de lujo. De hecho, algunas tiendas modernas de decoración (y no diré los nombres para no hundirlas) tienen en sus estanterías, al doble de precio, muchos de los productos que se pueden encontrar en el chino de la esquina. 

Por ejemplo, un juego de té chino, con unos mantelitos de bambú y unos reposa palillos monísimos, que en el Todo a un euro cuesta concretamente seis, en una tienda de las de rollo asiático multicultural minimalista te puede salir por 30 euros fácilmente y encima hacerte pensar que te ha salido baratísimo. Las lámparas son también muy recomendables, para decorar el rincón en plan chill out y algún detalle tipo restaurante chino, que le da un toque hortera-chic magnífico.

Donde se encuentran más gangas y regalos es, sin duda, en el apartado de decoración, pero también es cierto que la ropa puede dar grandes sorpresas. El must de estas tiendas son, sin duda, los kimonos y pijamas de seda, de aire maoísta. Tirados de precio y perfectos para andar por casa o incluso para salir. Pero una de las grandes ventajas de todo esto es que los que sean mínimamente manitas pueden customizar cualquiera de estas prendas o incluso de los regalos. Cortar pantalones vaqueros y pegarles otros de chándal, adaptar algunos de los sombreros imposibles que se venden allí todo sin preocuparse de si en la transformación se estropea alguna de las prendas porque, total, al precio que están, da lo mismo. Ahora que los 80 vuelven a estar de moda y que las mallas y la ropa medio rota de aire punk es lo más, es el momento de adaptar vestidos para las fiestas. Por ejemplo, en una de estas tiendas que han abierto en la calle de Hortaleza semiesquina con Mejía Lequerica venden unos vestidos largos, con cola, imitación de terciopelo, que así, tal cual, harían las delicias de Raquel Mosquera y que, una vez recortados y bien adaptados, podrían pasar por un diseño de Stella McCartney.

Una de las reglas esenciales del estilo consiste en, en caso de duda, optar por ir más sport que el resto de los invitados, mejor que pasarse en emperifollada. Pues con las compras navideñas, igual. 

Preferible elevar a categoría de exclusivo un plumífero customizado de un Todo a un euro que comprar un detallito ridículo de marca que nos hace conscientes de nuestro bajo nivel adquisitivo.

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