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«Se declaran hermanos en virtud ,y saber y, a pesar de ese carácter de unidad y fraternidad que tanto propagan, yo sólo veo rencillas entre ellos», prosigue el doctor en Historia Contemporánea, que la semana pasada dirigió el curso «La Masonería y los problemas sociales en la España Contemporánea» en Sigüenza. La denominación «Francmason» apareció en 1350 en Inglaterra para definir al albañil privilegiado que trabaja la piedra de adorno, en contraposición con el «roughmason» o trabajador tosco. Sus estatutos establecían la concordia fraternal y la unión entre los miembros como principal fin. 


El Grande Oriente Español reúne a todas las logias del país y su constitución de 1934 dice que «laFrancmasonería no se hace órgano de ninguna tendencia política o social... No recomienda ni combate ninguna convicción religiosa». Aunque el mismo Rodríguez de Coro es consciente de que hay algunas logias que limitan las creencias de sus fieles.

En el apartado de la doctrina religiosa, el Soberano Gran Comendador del Grado 33 para España, Juan Pablo García Alvarez, mencionó en 1977 que «la masonería no puede admitir a nadie que no declare creer en Dios... Rechazamos totalmente el ateísmo». Esta idea de no admitir a ninguna persona en la Masonería si antes no ha declarado su firme fidelidad a Dios, se opone a las actividades de muchas logias actuales, donde conviven masones ateos. La Masonería ha variado los rumbos con los que comenzó a funcionar. Frente a la antigua creencia de mantener una fuerte unión entre todos . sus miembros, la Masonería está viviendo años de conflictos internos. La finalidad primitiva basada en mejorar la condición social del hombre por todos los medios lícitos, ha dejado paso a logias que emplean métodos ilegales para conseguir fines antisociales. 

El asesinato, la droga y el tráfico de armas que utilizan algunas de ellas son el punto negro de una Masonería que pretende darse a conocer como una gran asociación que sólo quiere que se establezca definitivamente la justicia social. Estos aspectos negativos son algunos de los problemas que impiden a la Masonería deshacerse de la falsa etiqueta que marcaba, desde hace años, que los masones nunca han sido una secta destructiva.

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