La SGAE más desacreditada que nunca

Más electores. Una de las principales protestas durante los procesos electorales celebrados en tiempos de Teddy Bautista era el escaso número de socios que tenían derecho a voto. Así, de los 100.000 socios de la SGAE, apenas 8.000 podían participar en los comicios. Tras la intervención de la Guardia Civil, la comisión rectora que tomó las riendas de la entidad encargó una reforma estatutaria que amplió hasta 21.129 los socios que pueden votar. Cada elector dispone de un número de votos, de acuerdo a su recaudación por derechos de autor en los últimos años. 

Y más candidatos. En las anteriores elecciones, la candidatura afín a Teddy Bautista cosechó un amplio triunfo. La principal candidatura rival, De Otra Manera (DOM), presidida por José Miguel Fernández Sastrón, no consiguió ningún representante. Sastrón denunció entonces irregularidades y obstáculos para su candidatura, algo que recogió el propio auto del juez Ruz.

El panorama actual es radicalmente diferente al de entonces. En esta ocasión, el favorito es Sastrón, aunque el número de candidaturas se ha multiplicado de tal forma que resulta muy aventurado dibujar un mapa de resultados. El principal contrincante de Sastrón sería el gallego Antón Reixa, al frente de Autores Unidos por la Refundación (Aunir). También compiten Autores más que nunca (con el cantautor Jaume Sisa al frente), Centrados (con Iván García Pelayo), Autores por el Cambio (Aupec, que engloba a los flamencos) y hasta una candidatura pro-Bautista, que cuenta con Caco Senante y Teo Cardalda y que lleva el significativo nombre No estábamos tan mal (Netama). 

Junta directiva. Las 173 candidaturas (algunas colectivas, como las antes mencionadas; otras individuales, como la del músico Luis Cobo Manglis, quien destapó las irregularidades que más tarde originarían la Operación Saga) optan a ocupar los 39 asientos de la junta directiva, divididos por colegios. El de Gran Derecho (artes escénicas y música sinfónica) cuenta con seis puestos; el de Pequeño Derecho (compositores y letristas), con 19; el de Audiovisual (directores, guionistas, compositores de bandas sonoras), con nueve; y el de Editores, con ocho. Los 39 integrantes elegirán al futuro presidente de la SGAE. 

Deuda. Si hubiese que guiarse por lo que dicen los programas de los candidatos, el principal problema de la SGAE sería la deuda de la entidad. Cerca de 137 millones de euros que producen una hipoteca de en torno a 20 millones de euros anuales y que están avalados por los 300 millones de euros anuales que recauda la SGAE para repartir entre sus socios. Esta deuda viene en su mayor parte de Arteria, un megalómano proyecto de Teddy Bautista por el cual la Fundación Autor se dedicó a construir y comprar teatros por todo el mundo. Una pieza importante de este proyecto fueron los fondos pendientes de identificación. Es decir, aquella recaudación que no se pudo entregar a sus dueños debido a problemas para su localización. Esta cantidad ronda actualmente los 175 millones de euros y ha aumentado en los últimos años de forma exponencial. 

Desprestigio. Pese a la gravedad del agujero económico, el problema más importante de la sociedad quizá sea el desprestigio social de los autores. La actitud prepotente de Bautista en temas como la lucha contra la piratería -con imágenes tan repetidas como la del recaudador de la entidad infiltrado en bodas y conciertos benéficos- y el canon digital han terminado minando la reputación, no ya de la SGAE, sino de los propios autores. Los enfrentamientos y divisiones entre los candidatos durante la campaña tampoco han ayudado a mejorar esta imagen. 

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