Los dioses de Los ángeles

El Getty, coloso en las montañas angelinas del arquitecto Richard Meier, acoge desde esta semana una mirada introspectiva de la obra del fotógrafo, Herb Ritts: L.A. style, desde mediados de la década de los 80 hasta que una neumonía remató su cuerpo, enfermo de sida, en 2002. 

Se despidió con estatus de estrella a base de rodearse de ellas, especialmente en Los Ángeles, atraído por los grandes nombres tras décadas de buscarles otra estética diferente, amparado en el blanco y negro y las composiciones provocadoras, eróticas, morbosas.

Como la que dio la vuelta al mundo en su momento con las cinco top models más en boga de la época, Naomi Campbell, Cindy Crawford, Stephanie Seymour, Christy Turlington y Tatjana Patitz, desnudas y entrecruzadas de piernas y manos, sentadas en un suelo de madera. Una imagen imposible de esquivar, dominadora de vallas comerciales y portadas de revistas.

En ese periodo de tiempo que recorre la exposición, Ritts fotografió más de 200 portadas de revistas, desde Vogue hasta Vanity Fair y Rolling Stone, marcando una pauta estética y comercial y distanciándose de la tónica imperante al otro lado del país y sus casas de moda. Para Ritts, lo suyo no era un estilo Los Ángeles propiamente dicho, aunque es innegable su gusto por el Hollywood más orgánico, el de los años dorados de la industria que aún sobrevivían cuando vino al mundo en 1952. 

Perfeccionista hasta la saciedad y amigo de los experimentos, rompió moldes con su guiño hacia los africanos y la comunidad negra de Estados Unidos, otorgándoles un protagonismo que hasta entonces nadie se había atrevido a darles. De acuerdo a Paul Matineau, comisario de la exposición, Ritts pavimentó el terreno para que otras revistas abrieran más su abanico racial, además de ir más allá del poder de las estrellas fotografiadas y su capacidad de reclamo. 

En Djimon con pulpo, tomada en Hollywood en 1989, el actor de Benin Djimon, nominado en dos ocasiones al Oscar de la Academia por su trabajo en Diamante de sangre y En América sufrió los rigores de Ritts al convercerle de que posara con un pulpo en la cabeza, algo que el africano consideró una especie de humillación. 

«Algunos fotógrafos estrella son criticados por apoyarse demasiado en la fuerza y el estatus de sus modelos para hacer la fotografía interesante», dice Martineau. «Yo he buscado fotos que fueran interesantes en sí... Fotos en las que Ritts complicó la noción del retrato a una celebridad». 

Por eso, la retrospectiva es más sobre cuerpos desnudos y en movivimiento que sobre caras famosas. «Me interesaba más la elegancia de su trabajo», asegura el responsable de la exposición. 

Sin embargo, Ritts estuvo siempre metido de lleno en el mundo de los grandes nombres del cine y de la moda. De hecho, fue un íntimo amigo suyo, Richard Gere, el que le inició en la fotografía, después de una sesión delante de un Buick antiguo. A Ritts le gustó la experiencia y eso le abrió la puertas para hacer portadas de revistas y de discos, incluido el de Olivia Newton John para su álbum Physical. 

Después repetiría la experiencia con Madonna para su disco True blue en 1986, justo antes de comenzar con una sucesión de campañas publicitarias para varias marcas y revistas, un trabajo colosal que hubiera sido más de un no mediar el virus del sida y otras complicaciones que acortaron su vida. Falleció a los 50 años, un ícono de esa época de belleza y pop culture.

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