Asignaturas pendientes tras la caída del tirano

Algunos docentes rumanos han enfocado sus protestas en empujar hacia el ridículo la ideología del régimen. «Era como el académico que decía que gracias al estudio de la religión se había convertido al ateismo», explica la profesora de inglés, Silviu Pepelea. «La propaganda era una medicina desagradable, aprendimos a metérnosla en la boca para escupirla cuando nadie nos veía». El sistema educativo estaba engranado para producir los trabajadores de la nueva sociedad de Ceacescu, y esto ha dejado en las aulas un énfasis sobre el lado práctico de la física o las matemáticas.

Mihai Zamfir, director del sistema de investigación pedagógica del Ministerio de Educación, dice: «el único brazo de la educación era el aspecto técnico porque Ceacescu lo necesitaba para los procesos productivos, pero sobraba cualquier conocimiento teórico».

Como la política o la historia, la función de la biología era legitimar el sistema. Lucia Cjocariu Damsa, profesora de esta materia, comenta que «el animal no era mostrado interactuando con el entorno. Los libros enseñaban nada más que anatomía. El propósito de esto era aislar la naturaleza de la realidad». Muchos profesores se sienten fuertes ante el reto de las reformas. El viejo sistema educativo ha sido barrido.

El problema práctico se puede resumir en la carencia de material docente. Por otro lado,algunas asignaturas como la economía política del Partido Comunista Rumano han sido sacadas de los temarios, pero todavía no se ha decidido nada acerca de los profesores que impartían estas clase. Enseñar a los profesores traerá complicaciones. Materias como la política deben ser redefinidas. El ministerio ha puesto en marcha una comisión para definir todos los niveles de enseñanza, pero este organismo no entregará su informe hasta julio.

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