Yair Lapid el presentador más famoso

Yair Lapid, el presentador más famoso de la televisión israelí y fantasía de muchas mujeres, grita eufórico. Su padre Tommy Lapid, superviviente del Holocausto y periodista, acaba de lograr 15 escaños con su partido centrista y antiultraortodoxo Shinui (Cambio). «Estábamos todos contentos pero mi padre se quedó sentado en el sofá con semblante serio. Le pregunté por qué. Me dijo que sentía el peso de la responsabilidad. No le entendí. Pensé que era bueno alegrarse un poco. Pero esta noche le entiendo», relata el nuevo hombre fuerte de Israel.

Una década después, Lapid, de 49 años, ocupa el mismo sofá. El carismático presentador debe traducir el espectacular entusiasmo popular en trascendentales decisiones. De tener que elegir la mejor corbata para su mediático programa, o la palabra más lucida que cierre la columna-estrella del Yediot Ajaronot, a escoger cartera ministerial o los socios de Gobierno. De actuar en películas a asistir en la sede del Mosad a una reunión secreta sobre un ataque contra las centrales nucleares iraníes. «Aprende rápido y sabe delegar en los profesionales».

Su acomodado barrio del norte de Tel Aviv se convirtió ayer en el centro de la atención local e internacional. El comunicador más famoso es el vehículo de la esperanza de la mayoría laica, cansada de los privilegios de los ultraortodoxos, y la clase media, ahogada por los impuestos y el precio de la vivienda.

Su esposa Lihi y sus tres hijos, entre ellos la autista Yael, están acostumbrados a las cámaras, pero no a los guardaespaldas que pronto llamarán a la puerta para convertirse en su sombra. En la cima de la euforia, añora a su guía. «He dicho a Yair que si hay paraíso, Tommy estará revolviéndose de alegría. Dijeron que Yair era un chico bien que todo lo que hizo en su vida fue salir en la tele y escribir artículos pero ha demostrado ser un luchador que recorre el país y obtiene en su primer intento un apoyo histórico», explica Amnon Dankner, amigo de su padre.

Aunque sea ministro de Exteriores, Lapid no se saltará su entrenamiento diario de kárate (es cinturón negro) ni sus actuaciones con íntimos amigos como el famoso cantante Rami Kleinstein. Lapid es el Obama de la clase media israelí. La versión mejorada del Netanyahu que apareció en los 90 con un aspecto seductor y un dominio excepcional del inglés y la televisión. Con un mensaje más moderado y un aire a lo George Clooney, Lapid ha sacado sobresaliente en su primer examen para ser algún día jefe de Gobierno. Y no sólo, como ahora, ser la llave.

«Dijeron que Yair era un chico bien, pero ha demostrado ser un luchador»

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