Cierran las escuelas de fútbol

Los directivos del club de fútbol de Vallecas acusan a la concejala del distrito, Elena Utrilla, de propiciar el cierre de la escuela del equipo. Más de 180 chicos podrían quedar sin clases si la edil del Partido Popular persiste en su actitud.

El origen de la polémica está en la negativa de Utrilla a conceder la licencia para la instalación de una macroterraza en el campo del Vallecas C.F. que supondría una fuente de financiación para el modesto club. La edil se escuda en que la concesión está pendiente de los estudios de Gerencia de Urbanismo y de Medio Ambiente.

El verano del pasado año 2017, la concejala permitió la instalación en la zona de bares con una condición: que la Junta no volvería a dar el millón de pesetas de subvención para la escuela en la que los niños vallecanos se forman como futbolistas.

La instalaciones generaron unos ingresos de 6 millones al equipo que, según un portavoz de su directiva, dedicaron íntegramente a la escuela y a las equipos juveniles.

Este año el club de fútbol y los empresarios que pretenden explotar la macroterraza se han encontrado con que la concejala no les otorga la licencia con tanta facilidad. Utrilla explicó a este periódico que la zona donde se encuentra ubicado el campo de fútbol está afectada por el Plan General de Ordenación Urbana.

«Esto impide que se otorgue ninguna licencia sin permiso de Gerencia de Urbanismo», apostilló la edil del PP. Sobre la subvención puntualizó que el equipo aún está a tiempo de pedir la del año 95.

Los promotores de este año del proyecto, un grupo de comerciantes de Vallecas Villa, ven el asunto de otra forma. En su opinión, la negativa se produce por las presiones ejercidas por algunos vecinos de la urbanización Santa Eugenia, que el año pasado se quejaron del ruido que producía la música de los conciertos que tuvieron lugar en el recinto.
Por su parte, Elena Utrilla asegura que la Junta aún no ha podido cobrar 100.000 euros de multa que se le impuso a la instalación precisamente por este motivo.

Mientras tanto, los comerciantes se muestran desconfiados ante la posibilidad de que los estudios encargados por la edil lleguen «en febrero del año que viene» y pierdan el millón de pesetas invertido hasta ahora en el proyecto. Este, afirman, es mucho mejor que el año pasado «porque la música estará en una zona cubierta con una carpa para evitar molestias».

Los directivos aseguran que la empresa que quiere explotar el proyecto se había comprometido a construir para los chavales un campo de fútbol en un terreno adyacente al del equipo de los mayores. Ahora, los benjamines del club tiene que irse cada sábado a practicar a San Blas.

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