Rubalcaba y su comando

Es decir: Rubalcaba estrena liderazgo de la oposición recibiendo confidencias de esa mitificada red de informadores -infiltrada en puestos sensibles de la Administración- que ha alimentado su leyenda de fontanero maquiavélico durante toda su trayectoria política.

El nuevo presidente, Mariano Rajoy, anunciará esta noche su Gobierno. En ese momento se sabrá si el flamante diputado y todavía alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ocupa efectivamente la cartera de Defensa. En los últimos días, los mentideros políticos le han ido colocando en Justicia, en Interior, en Asuntos Exteriores... y también en Defensa.

De esta manera, la composición del Ejecutivo se convertirá en un inesperado test de fiabilidad para esa «informadora» que se entera de todo en el Ayuntamiento de Madrid, pero también para el propio Rubalcaba: un acierto sería la confirmación de que sus tentáculos siguen siendo tan poderosos y amenazantes como eran hasta hace muy poco; un error, en cambio, constataría las primeras consecuencias del escaso poder que conserva -y sólo eventualmente- al frente de un exiguo grupo de 110 diputados.

El ex ministro del Interior despachó los restos del debate de la mañana de ayer prestando más atención a su teléfono móvil que a los oradores. No dejó de recibir mensajes, que consultó, paradójicamente, sin ejercer una de las virtudes más maquiavélicas: la discreción.

A la vista de todos y en el espacio al que toda España prestaba atención en esos momentos, recibió otro SMS que podría haber dado que hablar: «Has estado estupendo! Con lo difícil que es hacer que un gallego...». Y no decía más.

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