Unos dinosaurios en el zoo

«¿Alguno de vosotros ha visto Parque Jurásico? ¿Os suena este dinosaurio?» Una veintena de brazos se alzan con nervios y desesperación. «¡Sí!», gritan todos. «Es el primero que sale, pero el de la película era más grande que éste». «A nosotros los tres metros que mide nos parece muchísimo, pero en la época en la que vivió el Coelophysis era un animal realmente pequeño, tenía largas mandíbulas, plumas en sus patas y era un gran corredor que vivió en el Triásico», explica el monitor. 

Desde el pasado fin de semana, el Zoo Aquarium de Madrid alberga una gran exposición de dinosaurios, que permanecerá en sus instalaciones hasta el 24 de junio. La muestra cuenta con 14 réplicas robotizadas de dinosaurios a tamaño real que sorprenden y dejan sin respiración a quienes los contemplan.

Antes de anidar en el zoo, ayer los dinosaurios realizaron una parada en la estación de Atocha. En medio del Jardín Tropical y a través de una pantalla interactiva gigante los dinosaurios daban la bienvenida a los viajeros e invitaban a visitarlos. 

Mientras tanto, en el zoo, los 200 niños de los campamentos de Semana Santa llevaban toda la mañana aprendiendo los secretos de los dinosaurios, su forma de vida, su alimentación y el porqué de su extinción. «No sabemos qué ha pasado, ni por qué este año hay tantos niños apuntados, pero estamos encantados», confesaban los responsables del zoo. Quizás la respuesta a esta pregunta la tengan los propios animales, no hay niño que no se deje seducir por el enigmático universo de los dinosaurios. Asentados en la zona de los lagos, los dinosaurios parecen recién llegados del Jurásico, tanto por sus movimientos y aspecto natural, así como por su integración en el paisaje. El público se acerca intrigado, los tocan, dicen que todos poseen un tacto muy parecido al auténtico, y tanta curiosidad puede que les dé alguna sorpresa, puesto que algunos salpican agua. Son estos ejemplares los favoritos de los niños. Mientras el monitor intenta mantener la atención de la clase, los más traviesos permanecen frente al garra pesada esperando la sorpresa, un dinosaurio carnívoro, con unas patas delanteras robustas y pesadas y un cráneo que recuerda al de un cocodrilo. 

Justo enfrente un ejemplar de Cuellilargo (Omeisaurus) ruge sin parar. «Éste no para de eructar», grita un niño al monitor. «¿Habéis visto su cola? Tiene forma de martillo para defenderse», le replica el maestro sosteniendo la carcajada. 

El rey de la exposición, como siempre, es el Tyranosaurus rex, un excelente cazador que se alimentaba también de carroña. 
La Exposición Dinosaurios, además de divertir, tiene como objetivo vincular la conservación de especies tan importantes y amenazadas como el panda gigante, el rinoceronte indio, el águila imperial y el visón europeo, entre otros, con los dinosaurios, ya extinguidos.

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