El ballet de Corella en la ciudad condal

Ha tardado diez años, pero al final lo ha conseguido. La compañía de Ángel Corella ya es, por fin, Ballet de Barcelona. Y aunque físicamente no ha dado tiempo a dejar constancia de ello en los programas de mano, estrenarán su nuevo nombre en las funciones que ofrecerán, a partir del próximo jueves en el Gran Teatre del Liceu, donde presentan una «fresca» versión de El lago de los cisnes.

Desvinculados ya de Castilla y León, después de que dicha administración autonómica decidiera no renovar el acuerdo de colaboración que mantenía con el Corella Ballet desde julio de 2008 a causa de la crisis, la compañía ha hecho su desembarco en Barcelona confiando en haber encontrado en la capital catalana su puerto definitivo.

Según anunciaba ayer un eufórico Ángel Corella, el apoyo económico de la Diputación de Barcelona -la cifra aún está por concretar - y el del Ayuntamiento -«más en especies que en dinero»-, además de otros patrocinios privados, harán posible un sueño que el bailarín comenzó a incubar en 2002. La Generalitat, dadas las circunstancias, se ha abstenido «de momento», aunque «apoya totalmente» el proyecto.

Los acuerdos, sin embargo, todavía no están firmados, a la espera de «darles forma jurídica definitiva», según fuentes de la Fundación Corella. El Ayuntamiento, por su parte, ha aclarado que su participación en el convenio está condicionada a que la compañía le garantice «que permanecerá en Barcelona por lo menos cinco años».

Este último supuesto, sin embargo, no parece obstáculo dado el ambicioso proyecto del ballet de Corella, que ya ha alquilado en la calle Ortigosa, «detrás del Palau y cerca del Liceu», una nave de 1.500 metros cuadrados que está utilizando como local de ensayos, a la espera de que en un futuro se concrete también la posible cesión municipal de unos antiguos talleres periodísticos en el Poble Nou, que pasarían a convertirse en su sede estable y definitiva.

Por otra parte, también está previsto que en el local de la calle Ortigosa comience a funcionar en breve, posiblemente en mayo, una escuela de danza abierta a todos los públicos. Una iniciativa pedagógica a la que se sumará la creación de una escuela-residencia en Figueres, un centro de alto rendimiento para formar a jóvenes que quieran dedicarse profesionalmente a la danza.

Para ello, Corella cuenta con la complicidad del ayuntamiento local, que le ha cedido los terrenos donde se construirá el edificio, costeado por la Fundación Corella, y que se espera entre en funcionamiento en el curso 2013-14. «Queremos ser el Barça de la cultura», bromeó el bailarín, en alusión a la puesta en marcha de esta «Masia» de la danza, que acogerá a un centenar de alumnos de todo el mundo, de entre 11 y 18 años.

Para Corella, la posibilida de vincular el nombre de su compañía con el de Barcelona es motivo de «orgullo, porque mi objetivo siempre ha sido que la compañía tuviese un nivel internacional asociada a una ciudad como ésta, que tiene una visión internacional de la cultura porque la ve como una inversión y una atracción turística».

Por otra parte, el bailarín también confia en que su presencia en la ciudad beneficie al sector. «Queremos establecer colaboraciones con coreógrafos catalanes. Aquí hay gente magnífica con la que trabajar, como Cesc Gelabert, por ejemplo», señala el artista, que reconoce que, en las actuales circunstancias, su presencia puede despertar susceptibilidades.

«Las administraciones me han asegurado que no se le quitará ni un euro de subvención a nadie», afirmó el bailarín, que confía en un apoyo institucional expresado en contrataciones regulares para actuar en teatros y festivales. «Lo ideal sería tener una o dos temporadas al año, nos gustaría mucho crear esa tradición», avanzó.

El traslado desde La Granja, Segovia, a Barcelona ha sido acogido con entusiasmo por los 42 bailarines que integran el ballet de Ángel Corella. «Ahora sí que se siente que somos una compañía de verdad», han dicho los artistas.

«No es mendigar lo que estamos haciendo», reitera Ángel Corella. «Tenemos grandísimos bailarines y hacemos las cosas bien. Lo que queremos es cubrir un hueco existente en estos momentos en España. Si no existe una compañía grande de base, que es la función de la compañía de danza clásica, se corre el riesgo de que el público se acabe. Y nosotros queremos evitar eso».

Ángel Corella y su compañía estrenarán su nueva denominación, Ballet de Barcelona, con uno de los títulos más célebres del repertorio clásico, 'El lago de los cisnes'. La obra de Chaikovski, que estará en cartel en el Gran Teatre del Liceu desde el 9 al 11 de febrero, podrá verse en una versión reducida por el propio Corella, que transforma las cuatro horas originales de la obra en dos.

«Para el público no especializado en danza clásica, un ballet de cuatro horas puede ser muy complicado. Mi idea ha sido recortar, sin dañar el argumento, y dejar una pieza muy fresca, que se mueve de forma muy rápida y concisa», explicó el bailarín.

Corella será uno de los artistas que asumirá el papel protagonista (días 9 y 12), junto con el cubano Dayron Vera y el inglés Aaron Robison. El papel de Odette/Odile tendrá como principal reclamo a la primera bailarina del American Ballet, Sarah Lane, encargada de doblar a la actriz Natalie Portman en las escenas de danza de la película 'El cisne negro'. El montaje se complementa con diversas proyecciones que firma Alvaro Luna.

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