Gore Vidal era apóstata
Los reproches que Vidal hace sobre Reagan son tales que, de hecho, resulta difícil imaginar que pueda concederle el honor de aparecer en su saga americana, donde la elección de los políticos se basa más en un serio escrutinio que en una caza de brujas. Si Reagan llega a ser un personaje de la novela de Vidal, lo sería forzosamente en la línea fantástica de Myra Breckenridge o Duluth.
Pero todo hace pensar que el último volumen de la serie americana se referirá sólo de forma oblicua a la era Reagan. «Mi intención es escribir una última obra de la serie que se llamaría "La edad dorada" y que estaría narrada por mi propia voz en primera persona». «Parecerían unas memorias, pero en realidad yo no estoy por labor de cometer tal tontería».
Además, la biografía de Gore Vidal, escrita por Walter Clemens con la cooperación del escritor y basada en más de quinientas entrevistas, saldrá a la venta el año que viene.
«Esto supondrá revisar mi propia vida y concentrarme en el período que va del 45 al 50, aunque desde un punto de vista muy actual, como momento de explendor de mi vida y del imperio americano ... una noche se publicaba "Un tranvía llamado deseo", la noche siguiente salía "La muerte de un viajante" y todo el mundo, es decir Mailer, yo y los demás, producíamos sin parar. Parecía el comienzo de toda una época dorada. Lenny Bernstein creó entonces lo mejor de su obra, la comedia musical estaba en su mejor momento».
¿Y cómo es posible que esto desembocase en la era Reagan? «Mientras nosotros cantábamos, bailábamos e interpretábamos, convencidos de que vivíamos la plenitud de un nuevo Renacimiento, qué poco sabíamos (ahora lo sabemos, pero entonces nos parecía inimaginable) de lo que a nuestras espaldas tramaban Harry Truman y sus secuaces. Estaban inventando el Estado de Seguridad Nacional que durante 35 años condenaría a los Estados Unidos a vivir permanentemente en pie de guerra, financiando servicios secretos como la CIA, cuya magnitud es inconmensurable, dedicando el 70% de la renta nacional a la defensa y demás historias».
«Todo esto se montó en aquella época a golpe de martillo. Fue anterior a John McCarthy, fue Harry Truman quien exigió aquellos juramentos de fidelidad: se estaba creando un estado policial en la sombra. En 1950 se llevó a la práctica, son ya 39 años de decadencia general en los Estados Unidos». En su opinión, el problema se agudiza si consideramos hasta qué punto se le ha lavado el cerebro a la población, mediante una cultura popular creada con este fin y una prensa que crea demonios -cuyo origen, según se expone en «Imperio» y «Hollywood», está en el ascenso al poder de William Randolph Hearst.
Gore Vidal ilustra su discurso con una estadística que recientemente utilizó para escribir un artículo en el «Observer». A los 17 años, los jóvenes americanos ha visto una media de 350.000 anuncios publicitarios.«Después de esto, no trates de buscar aquí la antigua Atenas». En cuanto a los medios de comunicación, ¿cuál será la próxima estrategia? «Ahora tratan de hacernos ver a los japoneses como el demonio común.
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