El Cairo más sensacionalista

Es aún temprano para saber si Claro, el diario sensacionalista («porque ofrece sensaciones») aparecido esta semana, será el éxito fulgurante, con más de 500.000 ejemplares de difusión, que sus promotores esperan, o si se quedará en una reencarnación del Diario Libre, aquel periódico amarillista del Grupo 16 que vivió un mes o así. Las ventas -dicen los kiosqueros- no han sido muy fuertes después del primer día de publicación. 

Pero es más que improbable un fracaso rápido de esta publicación, si como anuncian los editores están dispuestos a invertir 10.000 millones de pesetas y a esperar tres años para cumplir sus objetivos de ventas. Hay analistas que observan la tranquilidad con que Claro incluye fotos de desnudos -femeninos y masculinos, su docena de noticias de contenido sexual cada día, su forma de entrar en temas escabrosos y en los más populares y populistas, y señalan que este producto sí que puede lograr uno de sus grandes objetivos: el de convertir a los lectores de Pronto, Tele Indiscreta y publicaciones de ese estilo en compradores de Prensa diaria (a sólo diez duros). 

Sí, pero el paso del hábito de compra de periódicos es un enorme salto para quien no lo tiene ni tampoco, seguramente, mucho hábito de lectura. Por ahora, el tono de Claro no está aún del todo formado, y titulares y textos son a veces más pacatos de lo que uno esperaría. Sí que entra en su género, desde luego, cuando escribe Niní Llop: «Seis de cada diez españoles se tiran pedos. Y los restantes los huelen». En general, el estilo telegráfico de dar noticias (o propagar chismes, que de todo hay), tan difícil de lograr con la lengua castellana, se ha logrado de forma desigual en el periódico. 

Y está aún lejos de lograr la proverbial precisión de su modelo, el Bild alemán: así, el jueves nos enterábamos de un viaje de Jane Fonda a «Hanoi (Corea)» (en la serie «Las camas calientes de Hollywood», uno de los puntos fuertes del periódico). Los grandes titulares de los primeros días empezaron dando noticias que olían a recicladas (Sacchi no irá al Madrid, Greta Garbo se acostaba con mujeres) o a exageradillas («Sadam perdió la guerra en España»). 

Pero parecen haber encontrado un buen filón populista con los robos de bebés y niños, aunque no sea más que una dramatización de una situación común a todas las sociedades y conocida en España desde hace tiempo: aquí desaparecen cien menores cada semana. Por cierto: el rancio conservador-liberalismo de Axel Springer Verlag parece haber acallado los escrúpulos de su socio, Prensa Española, cuyo diario ABC publicaba hace pocos meses llamamientos a los accionistas de Canal Plus para que impidiesen la emisión de pornografía. Porque de eso -aunque el ruido de los titulares supere las nueces de los textos- sabe bastante Claro.

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