Carla Bruni embarazada
Ha seguido el ejemplo de su bella madrastra y aunque su labor de DJ no pide etiqueta, ha cambiado el uniforme de la noche ibicenca por el de Mr. Porter, una marca on line de moda prêt-à-porter. De todos los hijos de Nicolas Sarkozy, Pierre, de 27 años, es el más alternativo. Entregado a la música desde hace años, ha posado para la firma anglosajona, para quien habló también de moda y de estilo, ése que «no se consigue con dinero», según sus palabras.
Pierre Sarkozy ha aprovechado ahora que las cámaras siguen a su sucesor -Thomas Hollande, el hijo del actual presidente- para defender su carisma musical, frente a la etiqueta de niño de papá. «Cuando mi padre era presidente quería evitar los problemas, quería probar mi talento primero en el extranjero. Ahora que ya he demostrado que hago lo que hago porque soy bueno y no por ser quien soy, ya puedo tocar en Francia», dijo Pierre, DJ Mosey, a la revista on line de la firma de moda.
Probadas, según él, sus capacidades como músico (acaba de estrenarse en dos clubes nocturnos de la elite parisina), vuelve a explorar sus aptitudes como modelo. Porque no es la primera vez que Pierre posa ante la cámara. Ya hizo un breve cameo en 2010 para la campaña publicitaria del creador Philipp Plein. En Mr. Porter el mayor de la saga Sarkozy luce un look sencillo, pero canalla. Melena al viento, parca azul marino y camiseta blanca con jeans, el hijo del ex presidente se pasea por las calles y cafés de París.
Sin artificios pero resultón, habló para la marca del espejo en el que se mira a la hora de vestirse: el de Johnny Deep en la cinta 21 Jump Street, pero sobre todo el de Michael J. Fox en Regreso al futuro. «Es mi estilo, aún tengo las zapatillas que él lleva en la película. Son difíciles de encontrar, pero tengo varios pares», confesó a la revista el modelo que, asegura, no cambiará los platillos por las pasarelas.
«Siempre he pensado que el estilo es una forma de expresarse, pero no algo a lo que consagrarse. Es como lo que se dice respecto al dinero: es un buen sirviente, pero un mal amo». Músico, modelo y también poeta, en su armario hay vaqueros y camisetas blancas de una marca cuyo nombre no quiso desvelar: «Me gustaría crecer un día, pero aún me quedo con los vaqueros y las zapatillas», dijo.
La derrota de Nicolas Sarkozy en las urnas no sólo ha liberado a su hijo, ya con vía libre para pinchar en casa. Su esposa, Carla Bruni, también ha decidido poner fin a algunas prácticas que le incomodaban cuando vivía en el Elíseo y que, una vez fuera de palacio, no está dispuesta a tolerar. La modelo y cantante denunció a la revista francesa Closer por un artículo publicado el 30 de junio en el que aseguraba que estaba embarazada de nuevo.
«En nombre de la libertad de prensa, siempre he soportado sin rechistar la publicación de artículos mentirosos sobre mí y de fotografías robadas. Pensaba que su proliferación durante estos años se debía a la singularidad de mi posición. Pero hoy constato que determinados medios siguen burlando sin descanso mi derecho a la vida privada con fines puramente mercantiles», señaló Bruni en una denuncia conocida ayer.
La ex primera dama criticó la falsedad de las fuentes de las informaciones así como las «pseudodeclaraciones» que, según denunció, los medios ponen en su boca de manera errónea. Si le gana la guerra a la prensa, dice que destinará la cuantía de los daños financieros que obtenga a su fundación para luchar contra el analfabetismo, la que creó cuando disfrutaba de su «singular posición», cuando Sarkozy estaba en el Elíseo.
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