Las cremas y el cine

Alan Parker puede llorar... de alegría. Evita arrastra a las masas. Eva Perón y Madonna han obrado los milagros: resucitar el musical, un género en decadencia desde el impacto de Grease, en 1978, y desempolvar la moda de los cincuenta.

El pasado fin de semana, en el que el filme se estrenó en todo el país en 700 salas, Evita recaudó más de mil millones de pesetas. Los llantos de Madonna sólo fueron superados por El grito -el «thriller» encabezado por Drew Barrymore-.

En Nueva York y Los Angeles -donde Evita se exhibe desde el pasado 25-, muchas entradas están reservadas desde hace meses. La fascinación que despiertan, por sus semejanzas, la actriz y el personaje que interpreta, ha desatado la «evitamanía». La razón de mi vida, la supuesta autobiografía de Eva Duarte, ha sido traducida al inglés y compite en las librerías con otros títulos dedicados a ella. Eva Perón: santa o pecadora, de Harbinson, y Evita: una biografía, de John Barnes, han salido apresuradamente al mercado para tratar de robar lectores al libro de la argentina Alicia Dojovne Ortiz y a la sátira Santa Evita, de Tomas Eloy-Martínez, que están entre los títulos más vendidos.

Una vez pasado el ciclón Madonna, los argentinos esperan «colar» en los cines norteamericanos su Eva Perón, de Juan Carlos Dezanso, presentada por este país a los Oscar para encontrar distribuidores en EEUU. Una televisión japonesa acaba de iniciar también el rodaje de otra producción sobre el personaje.

Aunque Madonna está aprovechando el tirón para reinventarse como una actriz tocada por la madurez de la maternidad, su faceta de cantante ha dado un paso adelante: la banda sonora figura entre los discos más vendidos y el No llores por mí Argentina suena a ritmo macarena-mix en las radios. La cantante ha sido también la responsable de la resurrección la moda de los cincuenta. La aparición de Madonna en las portadas de Vogue y Vanity Fair con ceñidos trajes de Dior y abrigos de Fendi ha originado el «look Evita». Bloomingdales abrió en diciembre una selectiva boutique con trajes inspirados en la «madre de los descamisados». A esto se une el lanzamiento de Estée Lauder de una línea de belleza llamada La Cara de Evita.

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