La telebasura es imprescindible
En filigrana, una interrogante: ¿Está preparada Francia para un nuevo formato de televisión, la televisión «amarilla»? Amarilla, como el estilo informativo de los periódicos ingleses Sun (4 millones de ejemplares diarios) o Mirror (3 millones). Amarilla, como las esculturales «chicas de la página 3», como los escándalos falsos, la vulgaridad militante, los «acontecimientos deportivos», el nacionalismo exacerbado de los dos diarios británicos. Amarilla, como una postura comercial deliberada que pretende divertir, distraer y no informar. Just entertainment. Amarilla, como una elaboradísima puesta en escena a base de maxititulares, miniartículos y megáfonos. Los «derrapajes» informativos -debate Le PenStoleru, dramatización de algunos pequeños incidentes de un rally ParísDakar soporífero- no son patrimonio exclusivo, en Francia, de La Cinq; los atribuiremos a una cierta fogosidad en la «pasión por informar».
Pero ¿qué credibilidad pueden tener los famosos sondeos, realizados a través del Minitel y el teléfono, que acompañan a todos los noticiarios de La Cinq? ¿Y qué dirá la Comisión de lo Audiovisual de los anuncios del patrocinador de los informativos, justo en medio del nuevo espacio de 45 minutos? «El sensacionalismo no es un objetivo», se defiende Patrice Duhamel, director de informativos del canal. «No pretendemos en absoluto provocar, sino valorar los acontecimientos que interesan a nuestro público, es nuestra misión». Duhamel cuenta igualmente con la duración de la nueva parcela de informativos para tratar «en profundidad» temas que no pueden despacharse en treinta minutos. «La pasión, la emoción del directo, redescubierto gracias a los nuevos medios técnicos, deben ir acompañadas de un cierto distanciamiento», explica el director de informativos.
Pero ¿qué credibilidad pueden tener los famosos sondeos, realizados a través del Minitel y el teléfono, que acompañan a todos los noticiarios de La Cinq? ¿Y qué dirá la Comisión de lo Audiovisual de los anuncios del patrocinador de los informativos, justo en medio del nuevo espacio de 45 minutos? «El sensacionalismo no es un objetivo», se defiende Patrice Duhamel, director de informativos del canal. «No pretendemos en absoluto provocar, sino valorar los acontecimientos que interesan a nuestro público, es nuestra misión». Duhamel cuenta igualmente con la duración de la nueva parcela de informativos para tratar «en profundidad» temas que no pueden despacharse en treinta minutos. «La pasión, la emoción del directo, redescubierto gracias a los nuevos medios técnicos, deben ir acompañadas de un cierto distanciamiento», explica el director de informativos.
«Información, ficción, acontecimientos» es;, desde que asumió la dirección Robert Hersant, el credo de La Cinq, que destaca la capacidad para «rompen» sus programas para dar paso a las noticias del momento. Algunos ejemplos citados por la dirección del canal pueden ser el accidente ferroviario de la estación de Lyon (56 muertos), la liberación de rehenes y, por supuesto, Rumania. De momento, el conjunto de la prensa francesa ha aplaudido la cobertura, verdaderamente excepcional, que La Cinq dio a la revolución rumana y los demás canales franceses sólo pudieron irle a la zaga. Sin embargo, restrospectivamente, muchas veces se preguntan por el «efectotelevisión» provocado por esas imágenes en bruto. Los programas (o, muchas veces, los no programas) de La Cinq son, desde luego, mucho más fáciles de «romper» que los otros canales.
Pero, a pesar de las ideas preconcebidas, funcionan. La Cinq, que sigue sin poder captarse todavía en todo el territorio francés, es ya el tercero en importancia de los canales franceses, por delante del canal regional (público) FR3. Su receta es acontecimientos deportivos, sexo (las series «sexy» de los jueves, Désirs, versión francesa y «kitsch» de la TV Play Boy), sangre, violencia, violaciones, comandos, etc. Y no sólo eso -¿por desgracia?- sino, además, en grandes dosis. Durante estos últimos meses, la audiencia, de todas formas, tiende a disminuir. Y el canal vuelve a sentir los interrogantes. La dirección conjunta, difícil desde hace tiempo, por parte del equipo Hersant y los hombres de Berlusconi, que son los dos principales accionistas, no facilita una estrategia clara. Como sabemos, ha sido el propio Robert Hersant quien ha gestionado la nueva orientación que su canal da a los informativos y quien ha lanzado el «informativo general» de las tardes. En cambio, por el lado de los programas, no se ha tomado ninguna decisión y se sigue con series «made in USA», a la espera de que se organice una «nueva tipología de productos».
La dirección del canal pretende basarse en el concepto de una televisión «neorrealista» que sustituya a la televisión «hiperrealista» inspirada en los americanos. Su objetivo es la «televisión verdad», que, bajo ningún pretexto, hay que confundir con la «televisión sensacionalista». Entretanto, y de manera insensible, la imagen que da este canal va haciéndose cada vez más coherente, desde los programas hasta la información.
Pero, a pesar de las ideas preconcebidas, funcionan. La Cinq, que sigue sin poder captarse todavía en todo el territorio francés, es ya el tercero en importancia de los canales franceses, por delante del canal regional (público) FR3. Su receta es acontecimientos deportivos, sexo (las series «sexy» de los jueves, Désirs, versión francesa y «kitsch» de la TV Play Boy), sangre, violencia, violaciones, comandos, etc. Y no sólo eso -¿por desgracia?- sino, además, en grandes dosis. Durante estos últimos meses, la audiencia, de todas formas, tiende a disminuir. Y el canal vuelve a sentir los interrogantes. La dirección conjunta, difícil desde hace tiempo, por parte del equipo Hersant y los hombres de Berlusconi, que son los dos principales accionistas, no facilita una estrategia clara. Como sabemos, ha sido el propio Robert Hersant quien ha gestionado la nueva orientación que su canal da a los informativos y quien ha lanzado el «informativo general» de las tardes. En cambio, por el lado de los programas, no se ha tomado ninguna decisión y se sigue con series «made in USA», a la espera de que se organice una «nueva tipología de productos».
La dirección del canal pretende basarse en el concepto de una televisión «neorrealista» que sustituya a la televisión «hiperrealista» inspirada en los americanos. Su objetivo es la «televisión verdad», que, bajo ningún pretexto, hay que confundir con la «televisión sensacionalista». Entretanto, y de manera insensible, la imagen que da este canal va haciéndose cada vez más coherente, desde los programas hasta la información.
En el terreno de la información televisiva, al igual que en la prensa escrita, los tipos de imagen que puede darse a sí mismo un medio de comunicación para captar consumidores o conservarlos no son ilimitados: Por su audiencia y su carácter todopoderoso -o por los deberes que tienen, relacionados con la definición del nuevo servicio público audiovisual, las cadenas TF1(privada), y las públicas Antenne 2 y TF3 son, por definición, medios consensuados. Entre los tres canales, ocupan el terreno de una información «de calidad», según la definición vigente en Inglaterra. Son el equivalente a los grandes diarios de información. En Francia, el telediario, principal y muchas veces única fuente de información para la gran mayoría de los franceses, es sagrado. De lenguaje rígido, austera en ocasiones, muchas veces sin gran imaginación, como dice Guillaume Durand, de La Cinq. Pero, en definitiva, lisa y neutra, que es lo menos -y lo más- que se le pide. En busca de un nuevo público -el de la clase media de la región parisiense, los diarios Le Parisien y FranceSoir han abandonado, desde hace algunos años, el antiguo terreno predilecto de la prensa popular tradicional. Lo que los franceses llaman prensa «de escándalos», los anglosajones la prensa «tabloid» y los españoles prensa «amarilla».
En Francia, en Italia o en Estados Unidos se abre ahora de par en par otra posibilidad: la televisión sensacionalista. La multiplicidad de canales, para resumir, está transformando la televisión de manera sustancial. De ser el «medio frío», por no decir glacial, que fue durante mucho tiempo, en virtud del famoso consenso de la audiencia (la televisión es el medio de la familia, no tiene que herir a nadie), está convirtiéndose, como antes le ocurrió a la radio, en un medio cada vez más caliente. Prioridad a la emoción, al «choque de la imagen», para públicos más finos, más incisivos. El Canal Plus francés ya supo descubrir, en cierto modo, un nuevo público (películas pomo, acontecimientos deportivos). Los demás canales, todos los demás canales, podrían sentirse tentados...
En Francia, en Italia o en Estados Unidos se abre ahora de par en par otra posibilidad: la televisión sensacionalista. La multiplicidad de canales, para resumir, está transformando la televisión de manera sustancial. De ser el «medio frío», por no decir glacial, que fue durante mucho tiempo, en virtud del famoso consenso de la audiencia (la televisión es el medio de la familia, no tiene que herir a nadie), está convirtiéndose, como antes le ocurrió a la radio, en un medio cada vez más caliente. Prioridad a la emoción, al «choque de la imagen», para públicos más finos, más incisivos. El Canal Plus francés ya supo descubrir, en cierto modo, un nuevo público (películas pomo, acontecimientos deportivos). Los demás canales, todos los demás canales, podrían sentirse tentados...
Comentarios
Publicar un comentario