Como ha logrado sobrevivir el sector juguetero
Como sus competidoras alicantinas, el origen del grupo juguetero francés Smoby se remonta a principios del siglo pasado.80 años después el 70% de su actividad se desarrolla todavía en la Unión Europea (el 20% está localizada en China y el 10% en Tailandia). Smoby cuenta con 14 filiales internacionales, presencia en más de 100 países y cerró el ejercicio 2003-2004 con una facturación de 273 euros, lo que supone un crecimiento del 20% respecto al año anterior.
El presidente mundial del grupo, el segundo en volumen de Francia y uno de los 10 mayores del mundo, Jean-Christophe Breuil, expuso los secretos de la supervivencia en el sector juguetero, uno de los más afectado por la caída de rentabilidad en los últimos dos años en la Comunidad Valenciana.
«La estrategia de Smoby en los 10 últimos años ha sido no desplazarse a China, sino encontrar buenas fábricas en el lugar adecuado», afirma Breuil, «mantenernos como fabricantes nos da fuerza ante nuestros clientes».
En su opinión, «no se puede vender en la UE más barato que los chinos». La clave se encuentra, en consecuencia, en «la innovación tecnológica, industrial y de producto» ya que «el corazón del juguete consiste en fabricar buenos productos».
Si un competidor presenta novedades, Smoby saca al mercado el doble. Destina para ello el 5% de sus ventas a inversión. «Las empresas que no tengan capital suficiente para invertir en innovación y renovación de producto son las que van a sufrir», afirma el presidente de la multinacional juguetera, «y en ese sentido el problema es que hay mucho fabricante pequeño».
Breuil considera que el mercado crecerá los próximos años a un ritmo de entre el 2% y el 3%. Su compañía cuenta con un departamento de investigación de tendencias y modas en Francia. ¿Hacia dónde va el mercado? «Eso es algo muy complicado de decir, los niños están muy influenciados por el entorno y los medios de comunicación», apunta. Ganan peso los juguetes educativos, de corte tradicional, con algún componente electrónico.
Sobre la incidencia de los videojuegos, Breuil es contundente.«El mal ya está hecho, los juguetes ahora son hasta seis años, hemos perdido la banda que llegaba hasta los 10 años», afirma.Pero a pesar de que el tramo de edad se ha reducido «a los niños se les hacen más regalos: son menos, los padres se separan, etc.».
El segundo gran eje estratégico de Smoby es la internacionalización.Recientemente ha abierto delegaciones en lugares con renta más baja como Moscú o México.
Breuil considera que «el fabricante debe invertir mucho en producto y en marketing, pero no puede entrar a competir en la distribución».
Su receta para hacer frente a las copias consiste en disponer de poderes públicos «más severos». Las aduanas siguen siendo muy permeables, aunque todavía va en función de los países. «Francia está bien controlado, Holanda es un coladero y España podría adelantar mucho», afirma.
Además insta a extender el modelo francés: multa de 50.000 euros/producto copiado al distribuidor que debe abonar en 48 horas y retirada de toda la colección. «Carrefour lo sufrió en sus carnes y no ha vuelto a repetir», dice maliciosamente.
Desde la perspectiva empresarial, el presidente mundial de Smoby aporta su experiencia. «Lo que hacemos es renovar el 30% de la colección cada año», señala. No obstante, «si la Unión Europea quiere defender su industria tiene que proteger la propiedad industrial», conluye Breuil.
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