Pongamos que hablo de Madrid

Estuvieron la mitad de las que son: Ana Belén, Soledad Giménez, Rosario, Pasión Vega, Carmen París, Olga Román y Lúa Ríos. Y, figurando como pantocrátor en aquel dream team, un tanto sorprendido de que la organización, a su vez, se sorprendiera -fue su primera aparición pública en meses-, el propio homenajeado: pelo corto, barba relativamente espesa, atuendo negro, «insolentes» [gafas] al cuello y su inseparable cigarro de plástico.

Con buen aspecto reapareció Joaquín Sabina en la puesta de largo de ...Entre todas las mujeres, el tributo que 13 voces femeninas le dedican a partir de sus geniales composiciones: Por el bulevar de los sueños rotos, Calle Melancolía, Y nos dieron las diez...El álbum, concebido y trabajado desde la producción por su amigo Víctor Manuel durante los últimos cuatro años, saldrá al mercado el próximo lunes y pone un rollizo punto y seguido en este 2017 que bien podría ser año Sabina, a juzgar por la producción desparramada: el doble compacto Diario de un peatón, el libro Con buena letra y el álbum Dímelo en la calle, éste publicado a finales del pasado ejercicio.

Ayer, en el Centro Cultural Círculo de Lectores, el jienense repartió parabienes a diestra y siniestra: a las participantes presentes -a las que dedicó dos poemas-, a las ausentes -Chavela Vargas, María Jiménez, Julieta Venegas, Adriana Varela, Tamara y Niña Pastori, algunas de ellas vírgenes en eso de customizar su repertorio- y, cómo no, a Víctor Manuel, artífice de lo que el flaco de Ubeda catalogó, con ironía, como un «homenaje prepóstumo».


Sabina ha preferido permanecer al margen del proyecto, de manera que ha sido el asturiano quien se ha ocupado de todo. «Es un álbum en el que se ofrecen visiones distintas de alguien que me gusta como músico y poeta, pero menos como cantante», guiñó el ojo el intérprete de La Puerta de Alcalá, quien explicó, además, que ya era hora de que los temas de Sabina los hiciera suyos gente «que supiera cantar». «Con la condición de que fueran mujeres», apostilló el destinatorio de los honores, de acuerdo en todo menos en el título que se barajó en un principio para la recopilación, Bendito tú entre todas las mujeres.

Estas, no podía ser de otra manera, fueron todo gratitud. «Para mí es de los artistas más humanos. Sin apenas conocerme, me regaló una canción hermosísima», explicó Pasión Vega, traductora de La canción de las noches perdidas y celadora de «una relación divertida y telefónica» con el protagonista del día.

Para «el tío Joaquín», como ella lo llama cariñosamente, también tuvo palabras Rosario. «Fue el primero que me abrió los ojos.Me tiene para lo que quiera desde que le descubrí cuando mi hermano Antonio hizo una versión de Pongamos que hablo de Madrid».

«Yo tenía claro que quería esta canción porque me parece que tiene un sentido trágico, esa visión de la vida que Joaquín sabe poner tanto a las canciones de amor como a otros temas», confesó una Ana Belén más que experta en cuestiones sabinianas.

La total libertad con que han afrontado el ensamblaje de sus respectivas versiones invitadas como Lúa Ríos, Soledad Giménez o Carmen París, aparentemente en las antípodas de la obra del trovador jienense, también se mereció el subrayado. «Adaptar las melodías largas de Joaquín ha sido complicadillo. Además, es difícl cantar en español cuando estás acostumbrado a hacerlo en inglés», admitió la hija de Miguel Ríos y vocalista del grupo Balboa. Con ella coincidió Soledad Giménez, de Presuntos Implicados -«Joaquín es capaz de contar una historia en muy poco espacio»- y Carmen París, abajofirmante de una «mezcla de son y jota» a la que ha añadido «un mensaje de esperanza».

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