La habitación roja

Cuando estalló el crack del 29, hubo muchos hombres de negocios que se tiraron por la ventana de su propia empresa al descubrir que lo habían perdido todo. Otros intentaron abstraerse de la cruda realidad derrochando sus últimos ahorros en fiestas saturadas de charlestón y prostitutas. «Lo mismo está sucediendo ahora. La gente va a los conciertos con ganas de olvidar el estrés cotidiano», explica Pau Roca, guitarrista del grupo de pop La Habitación Roja, un tanto ojeroso tras una noche de fiesta junto a los chicos de Muchachada Nui por los bares de la calle Ballesta, una de las más canallas de Madrid. 

Quizás esta idea ha sido determinante a la hora de grabar Fue eléctrico (Mushroom Pillow), el octavo disco de la banda valenciana. 

El giro acústico de Universal (2010) queda atrás. Vuelven las cataratas sónicas de guitarras y la solidez rítmica que ya exploraron en trabajos anteriores. «La producción de Santi García nos ha ayudado mucho en ese sentido. Tras la última gira, en la que notamos que en algunos pasajes la gente nos pedía algo más de brío, hemos buscado velocidad y contundencia», reconoce Roca. Puede que este cambio sea una forma de reivindicarse después de haber pasado una época un poco turbia. «Las letras reflejan la vida de Jorge (Martí, voz y guitarra) durante los dos últimos años. Lo ha pasado muy mal en el plano personal. Él siempre es muy sincero cuando escribe». 

Si piensas en esto y escuchas los tres primeros cortes del disco, la experiencia es, en efecto, incómoda. Uno se siente como si estuviera leyendo el diario de alguien que no está bien. Hay frases muy duras, que hablan sobre derrotas («salir de esta pesadilla que no quiere acabar», en El resplandor), tiempos mejores que no volverán («fueron días de cristal / nadie los podrá tocar», en Siberia) e incluso autoflagelación («ayer pensé que no es posible hacerle esto / a la única persona que siempre ha creído en mí», en Ayer). 
Pau Roca es el único miembro de la formación que vive en la capital. Martí se mudó hace años a Trondheim (Noruega), mientras que Jordi Sapena (guitarra y teclados) está en Barcelona y Mark Greenwood (bajo) y José Marco (batería) en Valencia. 

El 21 de julio de 2011 todos se llevaron un buen susto. «Era nuestra la furgoneta en la que iban los músicos de Tachenko y Micah P. Hinson cuando tuvieron el accidente. Son colegas y se la habíamos alquilado para una gira de 10 días. Al primero, siniestro total. Lo de la furgo es lo de menos, porque estaba asegurada y no fue culpa suya. El milagro es que salieran vivos después de todas las vueltas de campana que dieron. Ahora están de juicio con el otro conductor. Es una suerte que en el vehículo tuviéramos una jaula de metal para proteger los instrumentos. Eso seguramente impidió que chocaran contra ellos. Fue lo que les salvó la vida», recuerda todavía con cierto miedo Pau Roca. Su inminente gira arrancará el próximo día 22 en Albacete.

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