El fin del gin-tonic
Virginia, treintañera, apura un cosmopolitan en una coctelería del centro de Madrid. «Mira, de aquí, sólo él bebe gin-tonic [hay ocho personas]», dice señalando a un amigo, «todos bebemos vodka y cócteles». Su amigo encoge los hombros. Sigue siendo fiel a la ginebra. Quizá no por mucho tiempo. La moda es la moda. Y la tendencia al alza es ahora el néctar blanco de los zares.
Entre los bartenders -los camareros con más caché de la capital que marcan tendencia, los Ferrán Adriá de los bares-, y los distribuidores, no se habla de otra cosa. Tras el boom de la ginebra, todos preparan los cañones para disputar la nueva guerra. Según bares y distribuidores, en menos de un año el vodka ha aumentado su venta más de un 30% y las previsiones son muy optimistas de cara al verano.
¿De dónde viene la moda? Pues como en casi todo, de EEUU y Reino Unido. «El vodka es la eterna promesa y ahora se abre paso aquí como ha hecho antes en Londres y en Nueva York, cada vez más gente se pasa del gin-tonic al vodka-tonic tras la locura de la ginebra», explica Carlos Moreno, barman jefe de O'Clock, en cuyo bar ha crecido la venta de vodka un 20% en cinco meses, principalmente por los cócteles.
Y es que los grandes clásicos de la coctelería se están reinventando: Bloody Mary, sex on the beach, destornillador, cosmopolitan... Todos llevan vodka. «La coctelería del vodka es muy agradecida porque lo puedes peinar como tú quieras, además, el consumidor lo agradece porque no deja rastro, puedes tomarte uno o dos, ir a una reunión de trabajo y nadie lo notará», precisa Moreno.
Al ser una bebida neutra, los camareros puedan jugar con ella a su gusto. Darle multitud de sabores con infusionados de diferentes mezclas. Muchas más combinaciones que con la hierática ginebra, de sabores más marcados. El límite es la imaginación: sabores anaranjados, a frambuesa, chocolate, arándanos... «El vodka es una base perfecta para hacer un cóctel fantástico», dice Roberto Olsen, barman del bar Olsen, que organiza sesiones sólo de vodka -ofrece más de 50 cócteles de esta bebida blanca-.
Trabaja con Belvedere, una marca premium, considerada de lujo, cuyas botellas se presentan dentro de un bloque de hielo. Y ahí es donde viene otra de las batallas que ya se empieza a librar, el marketing. Las marcas premium (Grey Goose, Karlsoon, Uluvka, Ketel One, Citadelle...) intensifican su campaña estos días en los bares de moda: «Ahora jugamos la guerra del vodka-tonic en el afterwork, buscando ese consumidor trendsetter que se cansa del mundo del gin-tonic», dice Juan Carlos Maroto, director de marketing de Global Premium Brands, que distribuye el vodka Uluvka. Sus ventas crecieron un 50% en España en pocos meses -en 2011 vendieron 700 cajas-. «Estamos atentos a lo que ocurre en otros países para empezar a trabajarlo antes, al ver que la coctelería iba creciendo creamos una marca de trends, licores para la mixología», dice Maroto, cuya firma distribuye también tónicas hechas ex profeso para ir acompañando al vodka.
La inminente llegada de las buenas temperaturas acelerará la tendencia. «Nosotros estamos empezando a trabajar en zonas turísticas de cara al verano y esperamos que haya un boom en Madrid y Barcelona con las llegadas de las terrazas, tenemos ya muchas peticiones», explica Nicoló Ragazzoni, brand director de Belvedere -«la marca de moda en Hollywood»-. «El consumidor», razona, «tenía la sensación de que no era un destilado de calidad, una opinión que ha cambiado con la gama de vodka premium, de alta calidad por su materia prima», precisa. Centeno, trigo, patata... ingredientes siempre de primer nivel para que de la destilación y el filtrado -algunas marcas lo hacen con diamante- salga un producto con empaque, puro y maleable.
Aún con todo, el cambio de escenario no se produciría sin el papel del bartender. «Al combinar tan bien con todo, el vodka se convierte en su principal elemento; el bartender es ahora como los grandes chefs en la gastronomía, crean tendencia; son líderes de opinión», precisa Jorge Pineda, representante del distribuidor de destilados Diageo, responsable de marcas como Ketel One y Ciroc.
«La gente cuando llega piensa que es demasiado obvio pedirse un gin-tonic, por eso preguntan por otras cosas y nosotros proponemos el vodka», dice Olsen, que sirve un 20% más de cócteles que hace un año. «El cliente ahora confía en el barman», añade Moreno, «ya te dicen 'ponme lo que quieras'».
«Nosotros hemos aumentado las ventas de vodka un 40%. La ginebra sigue siendo lo más vendido, pero ahora con la primavera se beben más bebidas blancas», afirma José Duque, barman de las Cuevas de Sandó, donde se ofrecen incluso vodkas negros, en base de arándanos.
La comparación todavía entre EEUU y España es irrisoria. Por ejemplo, Ketel en EEUU vende dos millones de cajas; aquí solo 300. «En un futuro próximo», dice Pineda, de Diageo, «convivirán gin-tonic y vodka, pero el gin-tonic seguramente vaya perdiendo fuerza». Pero, ¿cuándo se producirá el relevo? Muchos dicen que quizá en un par de años. «De momento, no, aunque la gente cada vez busca más complejidad», concluye Moreno. Y mientras, se prepara ya el movimiento ulterior, la bebida que triunfa ahora en EEUU: el tequila. Pero eso ya será seguramente en otra década. Entretanto, ¡Nasdrovia, vodka!
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